4.7.06

... para mis oidos

12. La armonía de las esferas.

- También la afirmación de que se engendra una armonía del movimiento de los astros, como de sonidos producidos sinfónicamente, está dicho con elegancia y egregiamente por quien lo dice, pero en verdad no es así. Les parece, en efecto a algunos, que necesariamente, el movimiento de cuerpos tan grandes debe producir un sonido, pues se produce también por los cuerpos entre nosotros, y que sin embrago no tienen gran tamaño ni son transportados a semejante velocidad; y que es imposible que no produzca un sonido prodigiosamente grande el movimiento de tanta velocidad del sol y de la luna y de los astros de tan gran número y tamaño. Suponiendo estas cosas, y que las velocidades tengan entre si proporciones sinfónicas, por los intervalos, afirman que se produce un sonido de acuerdo perfecto por el movimiento circular de los astros. Pero como resultaba absurdo que nosotros no escuchásemos semejante sonido , dicen que la causa es que ese sonido lo oímos desde que nacemos, de manera que falta el contraste con el silencio necesario para permitir percibirlo, pues dicen que la percepción del silencio y la del sonido son recíprocamente dependientes, por lo que sucedería a los hombres, en general, la misma cosa que a los forjadores, a quienes, por la costumbre, parece que nada les hiere al oído.

(Aristóteles, De coelo, II, 9,290)